miércoles, 23 de abril de 2008

A CORREGIR EL RUMBO

AYUDA DE MEMORIA

A Corregir el Rumbo


RAFAEL RODRIGUEZ-JARABA*

El Banco de la República sigue contrayendo la economía y revirtiendo su tendencia favorable. Antes que conjurar la inflación, la está provocando y, en su afán por combatirla, precipitó la revaluación.
Aducir exceso de oferta crediticia en un país desbacarizado donde sólo el 30% de la población tiene acceso al crédito, es una falacia invencible que solo sorprende a incautos. Si eso fuera así, ¿qué sucedería si el 60% o el 70% de la población tuviera acceso al crédito?

De ese fútil argumento se ha valido el emisor para aumentar la tasa de intervención, y para justificar la resurrección del ‘encaje marginal’, odioso instrumento de contracción monetaria, propio de los tiempos idos.

Restringir y encarecer la oferta monetaria, en un país ávido de crédito, en cambio de exigir a las instituciones financieras prudencia y mejor estudio en la colocación de créditos de consumo, es evidencia de facilismo.
Seguramente al Emisor le sobran buenas intenciones, pero le faltan razones para justificar sus decisiones. Su intervención mediática y sin contexto se aleja de la prudencia y se acerca a la improvisación y al yerro. La sabiduría que algunos le atribuyen al banco, se desmorona con tan palmarios desatinos.
Pareciera que el Banco estuviera aprendiendo política monetaria, pues de lo contrario no se explica la improcedencia de sus decisiones. Por confundir ‘inflación’ con ‘estanflación’, distorsiona la aplicación de la teoría de intervención, útil para desalentar la inflación en épocas de recesión a consecuencia de la emisión furtiva de dinero o del crecimiento artificial de la demanda. En Colombia no hay recesión; por el contrario, hay crecimiento sostenido de la demanda, pero al restringirse el crédito, se podría provocar.
El aumento consecutivo de la tasa de intervención y la implantación del encaje marginal no sólo desató alzas en las tasas de interés, sino que encareció el dinero, orientó más ahorro hacia la intermediación, provocó alzas en los precios y causó mayor desplome de la tasa de cambio.
Contrario a lo que asevera el Banco, el brote inflacionario es consecuencia directa del espiral de alzas desatadas por el aumento del precio de los combustibles y por el costo abusivo de los servicios financieros.
Si bien, al Banco de la República debe velar por el mantenimiento de la capacidad adquisitiva de la moneda, no le corresponde dirigir la economía, y menos, restringir con medidas monetarias las distorsiones del mercado.

Mientras el banco no corrija el rumbo, no habrá recuperación de la tasa de cambio.

*Abogado. Economista. Consultor Jurídico & Corporativo. Analista Económico. Catedrático Universitario.

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